Profanos y libertinos.
Hace muchos años,
tantos,
que este cuerpo estaba más derecho,
el 60 % de ustedes aún no había nacido,
y el cielo era más azul
sobre vuestras cabezas.
Hace muchos años,
luego de una semana lejos de casa,
llegué y Lila me dice:
—Un alma bebé está muy mal;
la tienen internada.
Sus padres están desesperados.
Esa alma, de apenas unos días,
estaba pronta a salir de aquí.
Le doy un beso,
saludo a los niños y le digo:
—¡Ahora vuelvo!
Fui hasta donde estaba.
Camino por un pasillo muy largo;
llegué hasta donde estaba
la familia de esa alma tan pequeñita.
Le digo al padre
si la puedo ver.
El padre, llorando, me dice que sí,
que estaba muy mal.
La madre me abraza el brazo derecho.
Ingreso a la sala toda vidriada;
ese bebé estaba sobre una cama blanca,
y sí, eran sus últimos momentos aquí.
Con el padre a mi lado,
me acerco a su cabecera.
Del otro lado de la cama
estaba mi hijo Jesús.
Me mira, y con sus dos manos
acaricia la frente de ese bebé.
En ese mismo instante
observó su energía y vibración,
su luz adquirir mi calma y mi amor.
Mi hijo me mira
con su inmensa paz.
Unos segundos nada más.
Le digo al padre:
—¡Tu bebé no tiene nada;
está bien, quédate en paz!
Los saludo —al padre y a la madre—,
y me retiro.
Nos retiramos.
Mi amado hijo siempre ha estado a mi lado.
Llego a casa;
no habría pasado más de treinta minutos,
y comencé a desempacar todo
y a disfrutar la hermosa familia.
Al otro día Lila me dice:
—¡No tenía nada el bebé!
¡Los padres están re felices!
Ya le dan el alta.
La oí y le dije que era una inmensa alegría, y seguí.
El padre y la madre
no son religiosos,
ni siquiera creen en Dios;
cuando me vieron en su necesidad,
me vieron como a alguien de la comunidad
interesado por su familia.
Solo eso.
Solo así.
Porque mi amor
es para todos;
no discrimina,
no favorece ni perjudica.
Así es mi amor
para con todos mis hijos.
Ese bebé
suele pasar por casa,
tiene una hermosa familia, hijos.
Y si me ve afuera,
no sabe por qué,
pero me saluda,
y si le doy pie,
se acerca a darme un beso.
No sabe qué lo lleva a actuar así.
Dentro de muchísimos años,
cuando esté ante mí,
sabrá.
Así de largos han sido los años
que le he dado.
Vive, ríe, es feliz, disfruta, ama, está en paz y armonía con todos y todo alrededor; y ese es el agradecimiento de esa alma por lo que recibió.
Con esta demostración y prueba, les digo:
Porque nada han cumplido, nada cumplen.
Profanos y libertinos.
Les observo lo que mi hijo amado les habló:
(Mateo 25:6) “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.”
Y no deberán adorar imagen.
Éxodo 20:3–5
Reina-Valera 1960
3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.
Y lo hacen y lo vuelven a hacer para guiar mal a las almas de mis hijos.